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Educar en tiempos de pandemia. El manejo emocional de los niños.

Actualizado: 24 jul 2020


Siempre tenemos que enfocarnos en un norte. Siempre tenemos que saber a dónde queremos ir. Recordemos que lo que pongamos “mientras tanto”, se puede quedar por mucho tiempo. El COVID-19 nos llegó a todos, literalmente, al mundo entero. Millones de familias quedaron presa de sus propios hogares. Millones de niños quedaron fuera de las aulas, visualizando más la brecha educativa que hay en todos los países. Sin embargo, como padres de familia tenemos una misión, una tarea que sacar adelante, la de construir y ayudar a edificar a nuestros hijos para entregárselos a la sociedad futura. No podemos frenar sus vidas esperando que el COVID-19 pase. Las Habilidades del Siglo XXI son uno de los mejores marcos de referencia que podemos tener, tanto para la educación en las aulas como la para la crianza de nuestros hijos. Por ahora, nos centraremos específicamente en dos que se han vuelto imperantes en medio de esta pandemia: la autonomía y la automotivación.


La autonomía, es la capacidad que tiene la persona de poder tomar sus propias decisiones. Para poder saber el camino correcto, debemos contar con una base sólida. No podemos dejar de aprender. El aprendizaje protege nuestro cerebro y lo inspira. Anteriormente, el conocimiento y la memoria eran lo más importante. Hoy, debemos darle paso a la resiliencia, a la flexibilidad cognitiva, o sea, a la capacidad adaptativa a las nuevas situaciones. Además, debemos darle paso a todas esas habilidades blandas que nos hace ser más humanos, empáticos, tolerantes, respetuosos. Mientras tanto, desarrollar la capacidad para resolver problemas complejos, ser creativos, tener sensibilidad estética, poder pensar de forma más crítica (con capacidad de observación y análisis). Para que finalmente, puedan llegar a tomar sus propias decisiones.


Entonces, existe un paradigma que tenemos que cambiar en nuestros hogares, el principio de la participación. Normalmente hacemos que la participación de nuestros hijos sea pasiva y que fomente la obediencia. Sin embargo, debemos procurar en ellos seres más pensantes, más activos y protagonistas de sus acciones. Este tiempo de pandemia ha sido una oportunidad para fortalecer las relaciones de apoyo mutuo en la familia, y debemos promover la construcción entre todos sus miembros, los acuerdos de cooperación y de tareas para cada día; que ellos tengan la capacidad de construir, proponer y participar creativamente de todo lo que nos toca vivir. Y al colocar esos acuerdos, procurar que los hijos tengan la posibilidad de recrearlas, modificarlas o liderarlas.


La segunda Habilidad del Siglo XXI importante en estos tiempos de pandemia es la automotivación, esa capacidad de podernos dar a nosotros mismos el impulso necesario para hacer las acciones que tenemos que hacer. En medio de esta pandemia, de la virtualización de la educación o del trabajo independiente, la automotivación ha venido a jugar un papel importante en la educación de todos los niños. Es importante indicar que la motivación por el aprendizaje se ve altamente influenciada por la expectativa de logro, las perspectivas asumidas, el significado que tenga el aprendizaje, el conocimiento previo, entre otros. Esto significa que ahora que todos somos educadores en el hogar, debemos ser más pacientes y comprender las posibilidades y necesidades de cada uno, determinadas fuertemente por el componente afectivo. Nuestros hijos necesitan estar seguros, contar con una sensación segura de afecto; porque es el bienestar emocional el que afecta y determina el qué y cómo se aprende. Entonces, como padres de familia, debemos asegurarnos de poder ofrecer un ambiente seguro y enriquecedor; con relaciones positivas entre todos sus miembros; con espacios que propicien la estimulación, el aprendizaje y el desarrollo de sus habilidades; por ende, que apoyen su bienestar integral.


Ahora bien, ¿cómo trabajo la autonomía y la automotivación en casa cuando los adultos tenemos que seguir trabajando, cuándo por más que queramos, no podemos centrar nuestro día en su formación integral? Primero siempre, promueva espacios de conversación asertiva. No sólo que existan espacios designados para conversar que muestren respeto y empatía, sino que durante el día mantengamos una postura abierta y relajada, que los inste a buscarnos en caso de necesitar ayuda. Mirémoslos siempre a los ojos. Prestémosles atención cuando nos hablan. Mantengamos un tono de voz suave y tranquilo. Segundo, límites. Nuestros hijos deben tener bien claro el qué, cómo, cuándo y dónde, pueden hacer las cosas. Los límites no son “apaga fuego”, deben estar puestos desde el principio, al igual que las reglas a la hora de jugar. Aquí es donde se deben negociar los tiempos de tecnología, las responsabilidades en el hogar, los lineamientos para los tiempos del ocio y la forma en la que me puedo comunicar con el adulto en casa que está trabajando. Tercero, cuide sus propios niveles de estrés. Usted debe estar bien para poder dar bienestar. Cuarto, no se preocupe por la parte académica. Independientemente del formato que le esté dando la institución, de la metodología que estén implementando, ellos tomarán este año en consideración tanto para la calificación, como para el siguiente curso lectivo. Recuerde, el aprendizaje y la estimulación no solo se reciben de la escuela, los libros y los cuadernos. Quinto y última recomendación, compartir jugando. El juego es un lenguaje vital en los niños, niñas y adolescentes. Es el medio por el cual, los adultos, podemos comprender la forma en la que miran el mundo. Esto, sin olvidar que fomenta los vínculos familiares y la calidad de esas relaciones, fortalece la autoconfianza.


En conclusión, y dándole vuelta a todo cuanto hemos dicho, bajemos nosotros la guardia. No tengamos altas nuestras expectativas sobre la parte académica de nuestros hijos. Comprendamos que son tiempos difíciles para todos, pero que nuestra ecuanimidad y salud mental, determinarán la de nuestros hijos. Y con una fuerte base emocional, podremos trabajar, guiar y fomentar en ellos las habilidades de autonomía y autoconfianza, indispensables para la construcción de seres emocionalmente fortalecidos y listos para aprender, en medio de una pandemia.


 
 
 

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