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Impotancia de la trazabilidad educativa en tiempos de COVID-19

Actualizado: 29 jul 2020


Hoy en día nos encontramos encerrados en una incertidumbre. No sabemos cuánto más va a durar el aislamiento social. Cuándo será el día en que podremos ver hacia atrás y contar anécdotas de nuestros tiempos en pandemia. El COVID-19 ha venido a revolucionar el mundo: la cultura y las formas de relacionarnos, la economía, la política, la medicina, la educación, entre otras.


El auge de la educación por plataformas digitales ha obligado a los centros educativos y a las familias a acoplarse a un sistema al que tal vez no estaban acostumbrados. El COVID-19 ha forzado a los centros educativos a cambiar sus modelos de enseñanza-aprendizaje al incorporar recursos digitales. Esto nos lleva a analizar la función del docente, el currículo y la medición sobre la comprensión del alumno ante los contenidos. Por ende, analizar la trazabilidad educativa en la era de la transformación digital. Para todo ello, el docente debe de contar con las adecuadas capacitaciones.


Partamos por comprender el concepto. ¿Qué es trazabilidad educativa en la era de la transformación digital? Es la recopilación de datos que permiten un seguimiento personalizado al estudiante sobre la evolución del aprendizaje, que incluye el uso de plataformas educativas tecnológicas.


Pero desmembremos esa definición. Primero, sobre la recopilación de datos. Es necesario que los docentes cuente con los mecanismos correctos para recopilar la información sobre el trabajo que realizan sus estudiantes, su resultado y progreso. Pero más que solo recopilar, se debe saber analizar esa información para poder dar el seguimiento que el proceso de enseñanza-aprendizaje requiere.


Segundo, el seguimiento. Existen dos tipos: Los de uso. En ellos podemos recopilar datos de plataformas más frecuentadas, cantidad de visitas al sitio, el tiempo utilizado. Por otro lado, se debe llevar el seguimiento a las actividades. Aquí es donde podemos ver el desempeño del estudiante en la actividad propuesta. En caso de ser una plataforma digital, la mayoría nos entrega de una vez los resultados. Si por el contrario fuera material entregable, pues será una actividad analizada por el docente.


El análisis de los resultados sobre la información recopilada, debe detallarnos quiénes son nuestros estudiantes, sus fortalezas y debilidades; es por eso que es personalizado. Dados los resultados que tengamos de los datos recopilados y del seguimiento que les demos, es que podremos como docentes responder a las necesidades de los estudiantes y personalizar su proceso de enseñanza-aprendizaje; ya sea con material de refuerzo o cambio en el contenido o en la metodología.


Finalmente, sobre las plataformas digitales. Hoy en día el mercado educativo está saturado de opciones que complementan, abordan o miden un contenido académico, desde videos, prácticas para imprimir o trabajar en línea, hasta opciones para evaluar los conceptos. Es imperante que los docentes utilicen estos medios como un recurso adicional para el aprendizaje.


En la trazabilidad educativa el docente se ve obligado a personalizar el proceso de enseñanza-aprendizaje; de esta forma, se incrementa y potencia la incorporación de contenido en cada uno de los estudiantes. De ahí que el rol del docente se vuelva más complejo, pues además de facilitador y guía, debe ser mediador entre el alumno y el aprendizaje; ya que será quien determine el tipo de aprendizaje que requiere cada estudiante; guíar al alumno por el camino acorde a sus necesidades. En este proceso, deberá conocer no solo sobre su progreso ante la adquisición de conocimiento, sino sobre sus hábitos de estudio. Para ello, deberá tener una comunicación individual con sus estudiantes, generar conexión, que es la base para comprender la realidad del aprendiz. Al final, la trazabilidad educativa obliga al modelo a estar centrado en el estudiante más que en los contenidos de estudio.


Como vemos, la trazabilidad nos ayuda en la medición del aprendizaje, es una guía sobre el contenido y las metodologías que se deben utilizar, aquellas que sean acorde a las necesidades de nuestros estudiantes. Sin embargo, existe algo que debe quedar claro y debe ser primordial. El cambio de panorama nos lleva a comprender que el conocimiento y la memoria no son fundamentales. Lo que deseemos conocer está contenido en libros y buscadores de internet. Los dispositivos electrónicos como los celulares y otros, serán capaces de acordarnos lo que por las premuras de la vida se nos olvida. Hoy, la educación requiere que el currículo y sus metodologías promuevan más las habilidades y competencias necesarias para la vida como lo son, la flexibilidad cognitiva, el razonamiento, la resiliencia, la capacidad de resolver problemas, el pensamiento complejo, la creatividad, la capacidad de criticidad, las habilidades blandas, entre otras.


En conclusión, serán el docente y el centro educativo los encargados de analizar el currículo institucional, los contenidos y las metodologías. Mismas que deben responder a las necesidades de sus estudiantes ante un mundo que avanza a pasos agigantados, y nos demuestra cada día la sociedad en la que estarán expuestos el día de mañana. Es importante que la recopilación de datos, la identificación de plataformas educativas y el uso metodologías que fomenten habilidades y competencias, más allá de generar conocimiento y fomentar la memoria.


 
 
 

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