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La mente humana es una mente que aprende

Actualizado: 24 jul 2020


Para comprender cómo es que la mente humana aprende, debemos primero conocer cómo es que lo hace. Siempre se ha hablado del “cerebro”, aquel órgano encargado de que nosotros podamos pensar, analizar, aprender, entre otras cosas. Sin embargo, el cerebro es un órgano muy complejo, el más complejo del cuerpo humano, se podría decir, compuesto por varias partes donde todas ellas trabajan en conjunto y de manera sincronizada, para que nosotros podamos responderle al mundo de la manera en la que lo hacemos.


Primeramente, debemos saber que el cerebro forma parte del Sistema Nervioso Central y está dividido en dos partes, el encéfalo y la médula espinal. El encéfalo es lo que está encerrado y protegido por nuestro cráneo. La médula espinal, es el cordón encargado de transmitir toda la información del cerebro al resto de nuestro cuerpo. Nos centraremos pues, en el encéfalo, aquel que está dividido en tres partes o tres cerebros, el rombencéfalo (parte posterior), el mesencéfalo (en la parte media) y el prosencéfalo (en la parte anterior o frontal), el cual es el más desarrollado y del cual hablaremos.


El prosencéfalo está dividido en dos, el diencéfalo (tálamo e hipotálamo) y el cerebro. Ya vamos llegando al lugar de nuestro interés. El cerebro, está dividido en tres partes: los ganglios basales, el hipocampo y el córtex del cerebro. En este último es donde finalmente, ubicamos los dos hemisferios, el derecho y el izquierdo, aquellos que tanto hemos visto y conocido. En los hemisferios podemos encontrar cuatro lóbulos, el frontal, el temporal, el parietal y el occipital.


Como podemos ver, el cerebro no sólo es algo complejo, sino que es apenas una parte de todo lo que compone el Sistema Nervioso Central, aquel que sí es el encargado de todo cuanto pensamos, analizamos, aprendemos y las acciones que realizamos en nuestra vida.

Ahora, el Sistema Nervioso Central, está compuesto por unas diminutas células llamadas neuronas que se deben especializar en un área para poder recibir y transmitir la información requerida. Entre más activas tengamos las neuronas, mayor y mejor será el desempeño que ellas produzcan; justo igual que un empleado en una empresa, si está bien motivado, mejor será su rendimiento laboral. Cuando las vemos activas, existe una mayor irrigación de sangre, producen más sustancias de mantenimiento, realizan mejor la migración de las células del tallo cerebral. Por ende, es vital que las tengamos siempre bien estimuladas.


Las neuronas cuentan con ramificaciones que se llaman axones que sirven para unirse con otras neuronas y poder así, transmitir la información de una a la otra. Ese proceso se conoce como sinapsis.


Es gracias a la sinapsis que se producen los procesos cognitivos. La cognición es la capacidad que tenemos de asimilar y procesar la información que hemos adquirido, independientemente del medio. Para que se produzcan esos procesos, o sea, se incorporen nuevos conocimientos, intervienen una serie de funciones cognitivas: el razonamiento, la memoria, la atención, la coordinación y la percepción; que trabajan conjuntamente para integrar todo el conocimiento y crear su interpretación o, lo que conocemos como “aprendizaje”.


Ahora, entonces, ¿se puede mejorar nuestra cognición? Claro que sí. Con terapias y prácticas de rehabilitación cognitivas adecuadas, el cerebro puede cambiar las estructuras y el funcionamiento de las neuronas. Este proceso de cambio o de regeneración neuronal, se conoce como plasticidad cerebral. Es ella quien permite que se creen nuevas conexiones sinápticas y aumenten los circuitos neuronales mejorando su funcionalidad. Así mismo, mejora si reducimos el estrés, realizamos meditación, hacemos ejercicios y cuidamos de las comidas.


La utilización de nuevos recursos cognitivos refleja una estrategia de compensación, donde se establecen nuevos circuitos neuronales y fortalece las conexiones sinápticas. Sin embargo, en ausencia de un beneficio tangible para la conducta, el cerebro no va a aprender de forma efectiva. De ahí la importancia de personalizar los objetivos.


Así, las conexiones neuronales se pueden modificar a lo largo de la vida al aprender e interactuar con el ambiente que nos rodea, y dependen en gran medida del estímulo que ellas reciban. Aún así, la plasticidad cerebral, está comprobado que está en constante cambio. Por ende: la mente humana, es una mente que aprende y aprender es bueno para el cerebro.



 
 
 

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