Relación entre padres e hijos frente al sistema educativo
- Spring Steps
- 13 abr 2020
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 24 jul 2020

Tener hijos es una de las experiencias más lindas que nos regala la vida, sin embargo, llevarlos de la mano por el camino correcto es algo complicado. ¿Cómo sé que es lo mejor para mis hijos? Saber elegir y tomar las mejores decisiones es algo de cuidado. Dentro de la gama de decisiones sabias que como padres debemos tomar, está el centro educativo donde los inscribamos o las necesidades educativas especiales que nuestros hijos puedan requerir. Se dice que “la educación es la mejor herencia”, y de ahí también lo difícil que a veces se nos hace como padres este camino.
Este proceso educativo, llámese preescolar, escuela o colegio, debe ser tomado en serio, con reflexión, en orden, paz y tranquilidad. Si estamos en un momento de vida familia en donde deseamos ubicar un centro educativo, hay muchos aspectos que debemos tomar en cuenta a la hora de realizar este análisis de selección, en realidad, la lista de filtros es innumerable y puede ser tan general o específica como nosotros queramos que sea. Sin embargo, hay algo que no debemos olvidar, ningún centro educativo es perfecto; al igual que los seres humanos, todos somos distintos y tenemos nuestras personalidades, así son las instituciones también. Lo importante es poder identificar aquellas con las que tenemos mayor afinidad y que ofrezca lo que queremos para nuestros hijos, dentro de nuestras posibilidades.
Ahora, si ya estamos dentro del sistema, debemos comprender y mentalizarnos que aunque quisiéramos llegar a la casa y no tener que hacer nada con nuestros hijos, sobre temas escolares, esto no funciona así en nuestra cultura nacional, en la gran mayoría de los casos. Sin embargo, hay dos premisas base que debemos tener siempre en mente a la hora de hacer tareas o de estudiar: Primero, la escuela y el colegio, sólo son etapas pasajeras de la vida. Pero la relación entre padres e hijos, es para toda la vida. Entonces, ¿qué es por lo que más nos tenemos que preocupar?, ¿qué debemos priorizar, si no es la relación que generemos con ellos? La siguiente, nadie nace aprendido. Los chicos no saben de hábitos de estudio, no nacen sabiendo cómo estudiar, y las escuelas tampoco lo enseñan. Decirles entonces, vaya estudie, en sus primeros años escolares, no cumple ningún objetivo. Bajo este entendido, usted como papá o mamá, debe reconocer si tiene la paciencia y la capacidad para sentarse con ellos y disfrutar de ese momentito de estudio junto, sino… delegue. Su relación con ellos es mucho más importante.
En los 18 años que fui maestra nunca un padre de familia me dijo, “mi hijo tiene que sacar arriba de 95”. Todos verbalizan cosas como: yo quiero que sea responsable, aplicado, esforzado; aunque, muchos de ellos sí le solicitaban de una u otra manera a sus hijos, notas altas. Pero, ¿quién dice que sacar notas arriba de 95 es sinónimo de esos valores? Las notas NO definen a una persona. ¿Ustedes no se han dado cuenta que en la calle nadie nunca nos ha preguntado por nuestras notas del colegio, o la nota de admisión a la universidad? Entonces, como padres de familia debemos tener claro cuál es la escala de valores que deseamos inculcar y cómo orientar esa enseñanza, siempre a partir del modelaje, la empatía, el respeto y el amor.
Aunque existen situaciones donde, por más que como padres de familia deseamos ayudar a nuestros hijos, estudiar con ellos con toda la paciencia del mundo, los chicos terminan siempre igual: peleando porque no quieren hacer nada de la escuela o el colegio, o dicen que ya todo se lo saben, que ya lo hicieron en el colegio y un sin fin de justificaciones. Cuando esas situaciones se presentan, pueden haber varias razones: Primero, analicemos si sólo pelean para que hagan la tarea o, “lávese los dientes”, “póngase la pijama”, “venga a comer”... Por que eso significa que el problema no es la tarea, son la forma en la que los límites se manejan en casa. Segundo, cuando reciben poco tiempo de calidad por parte de sus padres, entonces, portarse mal, o desafiar, se vuelve una forma de llamar la atención y solicitar cariño, eso genera baja autoestima y problemas emocionales en los menores. Tercero, que exista una falta de organización y estructura, o sea, no hay un tiempo ni forma establecida para hacer la tarea. Finalmente, que existan trastornos en el aprendizaje, entonces no quiere enfrentarse a la frustración que le causa hacer la tarea o estudiar. En cualquier caso, hay que investigar y pedir ayuda. Recordemos, la relación que genere con sus hijos es para toda la vida.
Otra manera de mejorar esa relación, a través de temas escolares, es mostrándose interesados por su vida dentro del centro educativo. Normalmente, el padre de familia realiza preguntas así, “¿cómo te fue en la escuela/colegio?”. Típica respuesta, “bien”. Típica sensación/pensamiento del padre de familia, “Qué bien, ya cumplí con mi rol, mostré interés, pero que poco comunicativo es mi hijo”. ¿Uds. conocen las preguntas “abiertas y cerradas”? Pues ésta es una pregunta cerrada, no da para más conversación, por eso es que es poco comunicativo. Mejor pregunte: ¿qué fue lo más bonito del día?, ¿hicieron algo diferente?, ¿algún proyecto del que me quieras contar?, ¿con quién anduviste en el recreo, y qué hicieron?, ¿y, qué hacen otros chicos en el recreo?. Realice preguntas abiertas y de las que pueda aprender sobre la evolución social y académica de su hijo.
Al final, hay tres puntos importantes a considerar: Primero, la elección del centro educativo. Mismo que puede variar en el camino si no cumple nuestras expectativas o, si por más que a nosotros como padres de familia nos encante, no colabora en el crecimiento integral de nuestros hijos. La oferta educativa va en crecimiento y nuestros hijos se desarrollan en una sociedad que muchas veces ya desconocemos. Necesitamos encontrar EL LUGAR, aquel que nos provea de seguridad, que nos haga sentir buenos padres y que nos entregue todas las tardes hijos felices, con una sonrisa en sus caras. Segundo, es necesario que antes de ver las ofertas educativas que hay afuera, analicemos lo que necesitamos dentro de la familia. La relación entre nosotros y nuestros hijos siempre debe ser nuestra prioridad número uno. Es a través de la relación que forjemos que podremos enseñarles lo que deseamos, es el camino que les mostraremos y por donde debemos acompañarlos. Por último, es bueno pedir ayuda en caso necesario, recordemos que la Mujer Maravilla no existe y, en la humildad al reconocer se crece más como ser humano y como familia. Solicitemos recomendaciones pero, por sobre todo, investigar, reflexionar y analizar, antes de tomar cualquier decisión, ya sea por una necesidad educativa que nuestros hijos presenten, o por un cambio de institución que haya que hacer.
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